الأحد، أبريل 17، 2005

Diálogo 5

-Los odio, los odio a todos.
-¿Pero por qué? ¿A qué viene ahora esta rabieta?
-A que de nuevo me han fallado, de nuevo me han dejado solo, como siempre.
-¿Y qué querías?
-Quería alguien que me escuchara, que me pregutara cómo estoy.
-Que iluso eres.
-Ahora los odio a todos, no merecen que me importen.
-¿Entonces se acabó?¿Por fin vas a hacer lo que debías desde hace tiempo?
-¿El qué?
-Odiarles, ignorarles, aceptar que tú no existes para ellos, y por tanto ellos no lo deberían hacer para tí.
-Pero no puedo hacer eso.
-Pues es la única manera de que no te vuelva a pasar, de esquivar el dolor.
-Pero también el amor.
-¿Y cuán a menudo recibes amor?
-...
-¿Ves? Los otros solo traen dolor, decepción, tristeza. Lo lógico es que te deshagas de ellos, y ahora que la ira te domina, es posible que sea menos doloroso hacerlo.
-Pero no puedo, porque también les amo.
-¿Cómo puedes amar a alguién que te rechaza? ¿A alguién que te causa dolor?
-No lo sé, pero lo siento.
-Sí, yo también siento tu irracional amor. Sabes que eso te traerá más dolor, tendrás que pagar por ello.
-Sí, lo sé.
-No lo comprendo. ¿Por qué lo haces? Algún día el dolor será tan grande que nos matará a los dos.
-Espero que ese día no llegue jamás.
-Y yo también lo espero, por nuestro bien. Ese día sé que ninguno de mis argumentos te convencerá de nada.
-Ya...
-Mi consejo, ya sabes cuál es. Una vez un hombre, que dicen, era muy inteligente, afirmó: "El Infierno son los Otros."
-Pero a veces los Otros son un trozo viviente de Cielo, y eso es lo que busco, lo que anhelo, lo que me hace ser como soy, y volver a caer en el mismo error.